FUNDAMENTOS DEL CONGRESO
El mundo post Pandemia: El Poder de las Aulas
La Pandemia del COVID-19 que azota al mundo está produciendo una irrupción histórica en los sistemas educativos, y ha generado un clima de incertidumbres y expectativas, de urgencias y de nuevas configuraciones de los entornos de aprendizaje.
Las problemáticas y desafíos en las aulas, existentes previos a la Pandemia hoy persisten y, no solo continúan interpelando a quienes habitamos las instituciones; sino también se exhiben con mayor entidad y sitúan a los actores educativos frente a la necesidad de generar alternativas para la recreación de las prácticas pedagógicas y didácticas.
A la hora de pensar el regreso a las aulas y trabajar en la reconstrucción de la elaboración y recreación de saberes, en el marco de escuelas diversas compuestas por subjetividades que requieren atención a la singularidad, será una labor ardua fortalecer la permeabilidad respecto al diseño de adaptaciones de los viejos modos de operar la experiencia educativa.
Los territorios actuales están habitados por subjetividades que se construyen día a día en medio de un clima hostil atravesado por violencias, segregaciones y retos complejos de la época; pero también atravesados por una potente posibilidad de construcción de nuevos sentidos para términos como calidad educativa, tecnologías, innovación, inclusión y diversidad.
Resulta de especial interés para este Congreso Internacional de Educación 2020, generar un ámbito de reflexión, estudio e intercambio que permita contribuir a esta reconstrucción.
El confinamiento que exigió la Pandemia ha puesto de relieve la cuestión de la brecha digital, evidenciando la desigualdad en el acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación, pero también ha abierto definitivamente la puerta hacia el mundo de la educación mediada por tecnologías.
El acceso a internet como Derecho Humano, a partir de la resolución de Naciones Unidas, será en estos nuevos escenarios mundiales una cuestión transversal al sistema educativo, al diseño de las políticas públicas educativas, a los gobiernos universitarios y a la labor pedagogos, quienes deberemos abocar nuestros mayores esfuerzos.
En este regreso al funcionamiento regular del sistema educativo ¿Cómo se pueden diseñar, ejecutar y evaluar prácticas pedagógicas que faciliten una educación inclusiva, tendientes a contemplar las diferencias sin profundizarlas?
Para comenzar a buscar respuestas, se advierte la necesidad de formación continua de docentes, directivos, y profesionales de la educación, que son quienes finalmente operan en las instituciones los bagajes teóricos y discursivos que circulan en este tipo de congresos.
El mayor reto, en éste ámbito de diálogo y debate, de estudio y formación, con especialistas de todo el mundo, será empoderar de herramientas, instrumentos y estrategias a los agentes educativos, para que sus prácticas estén más respaldadas a la hora de atravesar contextos hostiles, cuando no, de intemperie y deriva.
¿Es sólo la Educación la responsable de enfrentar estos desafíos en contextos tan cambiantes? La respuesta está a la vista; educar en una cultura democrática implica el compromiso de un sistema que ponga a disposición de docentes y alumnos los recursos y herramientas pertinentes para la construcción de un pensamiento integro, crítico y ético con el cual pensar realidades variables y consecuentes.
Es por ello que el Congreso Internacional 2020 se inscribe en la búsqueda de nuevos caminos pedagógicos: ello implica una nueva mirada, un nuevo sentido, rupturas e inseguridades con posibilidades de transformación que permitan caminar hacia una educación inclusiva que deje huellas significativas en las subjetividades de los educandos y nos construya desde el diálogo y el encuentro en las diferencias y el disenso. Llegar a este punto en el recorrido no significará anclar en terrenos sólidos sino comenzar el tránsito de nuevos senderos movedizos que llevarán, sin lugar a dudas, a otras búsquedas y comienzos.